¿RABIETAS ......

De las rabietas lo primero que tenemos que saber es que no hay fórmulas mágicas ni recetas milagrosas que acaben con ellas.

 A todos nos va a tocar lidiar alguna vez con ellas. Aunque nuestro hijo sea el más cariñoso del mundo, el más obediente o el más tranquilo. Da igual, tienes que aceptarlo, las rabietas forman parte del crecimiento y el desarrollo emocional de tu hijo.

Del mismo modo que es bueno para el desarrollo de los peques que se aburran, pues les ayuda a aprender a entretenerse de forma autónoma. Las rabietas les ayudan a gestionar la frustración que sienten cuando les decimos NO a algo que quieren.

¿Cómo lo solucionamos .......

Sin duda alguna lo principal es ayudarles a gestionar esa frustración de una manera POSITIVA. Este debe de ser el fin a conseguir, aunque como os imaginaréis es muchísimo más fácil decirlo que hacerlo. A  veces nuestras buenas intenciones no salen como habíamos pensado, sino todo lo contrario y no sólo no logramos ayudarles, sino que acabamos más frustrados y nerviosos que ellos. 

Si lo que deseas es salir AIROSO de una rabieta y que tu hijo aprenda a gestionar su frustración, estos pasos te podrán ayudar.

Las rabietas aparecen en cualquier sitio, lugar y momento inoportuno. Lo primero es pensar en la  SEGURIDAD y con cariño les llevaremos a un sitio donde puedan y podamos gestionar la rabieta sin riesgos.

Después nos toca a nosotros. PREPÁRATE  alguna frase que le tranquilice o le calme.  Este es el momento de contar hasta 10, respirar. En definitiva, intentar abordar la situación con calma es fundamental porque eso es lo que les transmitiremos. Calma, paciencia, comprensión.

 Tenemos que entender que una rabieta no es algo personal contra nosotros ni una forma de manipulación. Así que ACOMPAÑALE, ellos solo necesitan canalizar su frustración, déjale espacio pero que sienta que estás con él sin presionar, sin amenazar  y sin gritarle. 

Ahora llega el momento de EMPATIZAR. Vamos a intentar conectar con él diciéndole frases cortas,  claras y con calma. El objetivo no es resolver la rabieta, sí no tocar su lado racional. Poco a poco lograremos  que se sienta comprendido y que rebaje su frustración.

Una vez más calmado, AYÚDALE a superar definitivamente esa rabieta, esa frustración.  No podemos ceder a su demanda porque se acostumbrará a conseguir lo que quiere con rabietas. Pero, tras conectar con él, cuando veamos que nos ha respondido y que su nivel de tensión ha bajado, sí podemos buscar una solución cambiando el foco que ha originado su frustración. 

Después de todo este proceso es importante cerrar bien todo lo que ha pasado es el momento de SONREIR.  Abrazos, besos, mimos, canciones... Cualquier cosa que os dibuje a ambos una gran sonrisa. Las experiencias positivas son terapéuticas y tras una rabieta seguramente no sea sólo él quien necesite una buena dosis de felicidad.    

 

Como comentábamos al principio del artículo, esto no es una fórmula mágica, y es más fácil decirlo que hacerlo, pero..........    os puede ayudar.

ADIÓS RABIETA!!!

 

rabitas-niño-educacion-frustracion